SAN FERNANDO
- La inminente reactivación de las obras del Castillo ha vuelto a plantear el debate en torno a los usos de estos equipamiento culturales.
- El Castillo se replantea el final de su intervención tras siete años en obras
- El PSOE asegura que «no es serio» que no se tenga claro qué uso se le va a dar
El Castillo de San Romualdo, en una imagen reciente.
Arturo Rivera san Fernando | Actualizado 19.08.2013 – 05:01
El Gobierno municipal ha retomado la rehabilitación del Castillo de San Romualdo con un millón de euros en el bolsillo -gracias a distintos fondos y subvenciones- y con la firme intención de terminar de una vez unas obras que se prolongan desde hace ya más de siete años (y eso sin contar todo el tiempo previo a los trabajos: estudios, catas, expropiaciones, redacción del proyecto, convenios…). El delegado general del área de Desarrollo de la Ciudad, Ángel Martínez (PP), afirma que entre septiembre y octubre los trabajos volverán a ponerse en marcha para acabar a lo largo del verano de 2014.
La noticia, conocida este fin de semana después de que la redacción del proyecto fuera hace unos días a la mesa de contratación del Ayuntamiento, ha resucitado en La Isla el viejo debate de los usos. O dicho de otra manera: ¿Qué se piensa hacer allí? ¿Qué utilidad se pretende dar al Castillo tras años de obras y millones gastados en una rehabilición cuya finalidad no está todavía clara?
La polémica de los usos cobra una nueva dimensión a la luz de las devastadoras consecuencias de la crisis y de lo ocurrido con el Parque de la Historia y el Mar, que ni siquiera ha conseguido abrir sus puertas a pesar de los nueve millones de euros invertidos. También con el Centro de Interpretación de la Parlamentarismo, que lleva ya varios meses cerrado. O con el Sitio Histórico del Puente Zuazo, cuya primera fase, en el término municipal de Puerto Real, ya está terminada pero sin que se haya sido capaz de darle utilidad alguna hasta ahora a causa de la escasez de fondos que ha obligado a las administraciones a priorizar gastos en otras direcciones.
Aunque el PSOE critica duramente esta ausencia de planes sobre las actuaciones que el Ayuntamiento tiene en marcha y apremia al Gobierno municipal para que concrete, defina y dé a conocer un plan de usos para el Castillo, el PP -desde el Consistorio- prefiere evitar la cuestión, tal y como hizo con el molino de mareas del Zaporito. Lo que se vaya a hacer en el Castillo -apuntan- se dará a conocer cuando toque, en el momento oportuno. El equipo de gobierno se limita a referir su evidente finalidad museística, que por otro lado condiciona el destino de las ayudas y subvenciones que han financiado la rehabilitación del histórico inmueble.
El Castillo será un museo pero… ¿Un museo de qué y para qué?Es la pregunta, sobre todo teniendo en cuenta que muy cerca se encuentra el edificio de la antigua Capitanía, donde la Armada tiene previsto trasladar el Museo Naval. O que las dependencias del Carenero -anteriormente citadas- y el entorno de baterías defensivas siguen sin un uso definido (que necesariamente tendría que consensuarse con el vecino Ayuntamiento de Puerto Real).
En el pliego de condiciones para la redacción de la última fase del Castillo de San Romualdo se especifica que las obras tendrán que ajustarse a la adecuación de un museo. «En la actualidad -reseña el documento técnico- se sigue planteando la opción de museo para la ciudad, pero sin que ello limite el contenido de tipo histórico o artístico de otras posibles exposiciones temporales en el mismo, pretendiendo dotar al edificio de las prestaciones de espacio e instalaciones que requiere en la actualidad un uso museístico».
De los planes municipales se sabe -eso sí- que la intención es externalizar la gestión. El uso público que, por otro lado, postula el PSOE, que quiere llevarse allí el Museo Histórico Municipal, el malogrado Centro de Interpretación del Parlamentarismo y la Academia de San Romualdo, está totalmente descartado. Aunque no la utilización de instalaciones para determinadas exposiciones e, incluso, para la celebración de actividades en el patio (como, de hecho, se hacía antes de las obras).
Pero, en general, el Gobierno municipal es reacio a gestionar directamente todo tipo de equipamiento porque -primero- considera que lastra la gestión municipal. Y, luego, porque cree que en manos de una empresa que busque la mayor rentabilidad redundará también en la reactivación económica del municipio.
Albinas del Atlántic 